La obesidad, una condición de una proporción excesivamente alta de grasa corporal, se asocia con riesgos elevados de los cánceres de mama, colon, recto, endometrio, esófago, vesícula biliar, riñón, páncreas, tiroides, y posiblemente otros tipos. La obesidad es también un factor de riesgo para enfermedad coronaria, diabetes mellitus de tipo 2, hipertensión arterial, derrames cerebrales y otras enfermedades crónicas. En los Estados Unidos, se estima que hay 34.000 nuevos casos de cáncer entre los hombres (4%) y 50.500 en las mujeres (7 %) atribuible a la obesidad.
Muchas medidas de intervenciones sanitarias se centran en los enfoques o mensajes “positivos”, como el aumento de consumo de frutas y vegetales y aumento de la actividad física; sin embargo, el énfasis en la reducción del consumo de calorías, particularmente bebidas azucaradas y aperitivos salados, puede ser una estrategia prometedora para reducir el sobrepeso y la obesidad. La mayoría de los adultos supera la cantidad de calorías recomendados para el equilibrio energético. Aunque el aumento del consumo de frutas y verduras puede ser un objetivo loable por otras razones de salud, es poco probable que sea una herramienta eficaz para la prevención de la obesidad.
Un artículo publicado en la revista de mayor factor de impacto entre las 8281 revistas descrita en the Science edition of the Journal Citation Reports, muestra mayores datos sobre estos aspectos relacionados con la obesidad y su prevención.
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